La fórmula Carey

El abogado anda “contento y orgulloso” de que el estudio del cual es socio principal lidere nuevamente los ránkings legales este año; tanto así, que desafía a las nuevas generaciones cortoplacistas: Veremos cómo estarán estos millennials a los 60 años: reventados o más felices”.

Por Alejandro Faine M.

El abogado anda “contento y orgulloso” de que el estudio del cual es socio principal lidere nuevamente los ránkings legales este año; tanto así, que desafía a las nuevas generaciones cortoplacistas: “Veremos cómo estarán estos millennials a los 60 años: reventados o más felices”.    Hace poco viajó a Machu Picchu con un par de nietos, y ya programa otro paseo por el Amazonas. Entre medio, su larga afición al golf, y los libros: “Me paso todo mi tiempo libre leyendo historia”, exclama, reconociendo que su debilidad es Inglaterra, pero que ahora se embarcó en la conquista del Imperio Inca por Francisco Pizarro. “¡Yo, que he trabajado como un burro toda mi vida, lo he pasado fantástico!”, lanza en algún momento de esta entrevista, en flagrante desafío a los millennials.

El abogado Jorge Carey Tagle (75 años) anda “muy contento y orgulloso ante lo logrado por nuestro equipo”. Esta semana se conoció el ránking Chambers & Partners, y su estudio de 550 personas —más de 250 abogados, 30 de ellos socios— sigue líder en Chile: en 12 áreas evaluadas se los clasificó en “Banda 1” (así como la primera división en estas lides), y los estudios que le siguen sólo en 7 áreas. Niveles de reconocimiento que también alcanzó en el ránking Legal 500: el estudio con más banda 1 en Latinoamérica.

“Para crecer era necesario atraer gente con el convencimiento de que podrían ser dueños reales”

¿La receta del éxito, según este profesional? “Tenemos una cultura de trabajo en equipo que hemos consolidado en el tiempo, que está cimentada en reglas muy claras”. Las mismas que regulan temas tan pedestres como quién ocupa las oficinas con ventanas, hasta cómo elegir socios y repartir utilidades.

Son normas que chilenizó en los 80 tras conocer modelos anglosajones —en los 70 estudió un posgrado en Estados Unidos, y trabajó en el Banco Mundial (IFC) y el FMI—, y que dejaban el carácter familiar del bufete creado por su abuelo en 1905 en Antofagasta: “Para crecer era necesario atraer gente con el convencimiento de que podrían ser dueños reales a medida que los mayores jubilaban”, explica.

Se trata de que sus abogados ya cerca de los 35 años postulan a socio, y debe ser elegido por el 80% de los socios. “En nuestro caso, para ser socio no paga nada, pero al retirarse tampoco recibe”.

 —Si uno revisa la web, en los currículums de sus socios —advierto que no saqué números exactos— se repiten bastante los egresados de las universidades Católica y de Chile.

—Reclutamos de hasta el 15% de las mejores notas: En la UC y la Chile están además los mejores puntajes —según todos los ránkings— y se produce naturalmente que las personas que queremos están ahí. Pero creemos en la diversidad y hacemos esfuerzos por identificar en otras universidades personas capaces.

—Además de la Chile y la UC, ¿qué otras universidades?

—No quiero dejar a nadie fuera, pero me gusta mucho la Diego Portales en lo penal; la de Los Andes, la de Concepción. Adolfo Ibáñez y Católica de Valparaíso. Ahora, también privilegiamos el inglés, y sí hay universidades con alumnos que lo hablan mejor que en otras, por su composición socioeconómica.

—Pero ese requisito no fomenta la diversidad. Deja al tiro fuera a alumnos de colegios municipales, por ejemplo.

—Hablar bien inglés te ayuda a que te elijamos en igualdad de condiciones frente a otro que no lo tiene. Pero no es condición esencial. Tratamos de descubrir quiénes son más habilosos. Y cuando contratamos a quien no sabe inglés, le decimos ‘amigo, si no aprende inglés, pierde, y no podrá postular a una beca. Mejor no entre aquí’. Si está dispuesto, lo apoyamos y le ponemos incluso clases.

—El profesor de Chicago, Seth Zimermann, detectó que en Chile para pertenecer al 0,1% de la elite económica influye la Universidad y el venir de colegios como el Saint George, Verbo, Craighouse, Manquehue, Tabancura, San Ignacio, Grange. ¿Lo ve así?

—No podemos pretender ser un reflejo diferente a lo que es Chile. ¡Ahora, no hay que quitarles los patines a ellos, sino tratar de subir a los patines al resto! De la generación vieja, un alto porcentaje sí vendrán de esos colegios, pero para abajo se está dando un cambio dramático y positivo. Consideramos una señal de éxito cuando reclutamos a alguien que no viene de esos ambientes: A lo mejor no te trae como cliente a alguien de un determinado grupo socioeconómico, pero aporta una sensibilidad, por ejemplo, al evaluar si hay que meterse o no en un caso.

—¿Ejemplo…?

—Hay un abogado hijo de minero, primero de su familia en ir a la universidad. Ahí hay ascenso social. Y se va becado a EE.UU. —el estudio tiene un sistema que lo apoya—, con inglés enseñado aquí mismo. ¡Estamos orgullosos de sus logros!

—¿Como compatibilizan esos incentivos de largo plazo versus millennials, menos fieles?

—¡Si supiera la respuesta a esa pregunta! … Nos es difícil manejar a esta nueva generación. Su cortoplacismo en parte es producto de que crecieron en situaciones económicas mejores que sus padres: son más confiados en el futuro. Pero en firmas como estas, esa mentalidad no funciona mucho, y terminan yéndose. Postulo, no sin dudas, que mi generación, los perseverantes, fijados en el largo plazo, lo pasan mejor que la de ellos, como regla general, porque debe haber un porcentaje chico de esos desaprensivos a los que les va bien, pero a un porcentaje grande le puede ir mal. ¡La suerte no le cae al que no se saca la cresta buscándola! La película no ha terminado aún, ‘el jurado está deliberando’, dicen los americanos. Veremos cómo estarán estos millennials a los 60 años: reventados o más felices. ¡Yo, que he trabajado como un burro toda mi vida, lo he pasado fantástico! Para mí el trabajo es algo que me llena, me produce bienestar espiritual. Y además uno gana bien y tiene una situación económica muy cómoda: Si me dicen: ‘Es que tú trabajas sábado y domingo, no ves a tus hijos’, no es así.

A mis amigos les ha costado más que a mí salirse del entorno homofóbico en el cual fuimos criados”.

—¿Vio a sus hijos crecer?

—No tanto como mis hijos a los suyos. En mi generación las mamás manejaban el cuento y el papá trabajaba. Pero soy una especie en extinción, pues mis hijos son todos padres dedicados y trabajadores. No son millennials, pero tampoco como yo. Son una cosa entre medio. Y por ahí probablemente está el equilibrio.

“A la derecha más de centro le falta fuerza”

—Usted se define liberal-liberal, y ha destacado que sus estudios de posgrado en Estados Unidos fueron claves para abrirle la mente. ¿Por qué?

—Entré al mundo de la sana crítica, de pensar por mí mismo: No aceptar dogmas ni creer que las cosas eran así porque alguien lo decía, y tratar de encontrar los puntos de la realidad que tiene el del frente. Todo dentro de un marco formativo: Fui educado católico, y por tanto tengo un marco occidental cristiano del cual no puedo ni quiero salirme.

—A Que Pasa dijo “no creo que me haya adelantado a los tiempos, porque más bien en esto voy con el grupo. Pero mucho antes que mis amigos católicos conservadores”. ¿En qué temas ha recibido coscorrones de sus amigos?

—No coscorrón, sino que me hacen ver que, a su juicio, estoy equivocado. A muchos de mis amigos les ha costado más que a mí salirse del entorno homofóbico en el cual fuimos criados, y que consideraba que los homosexuales eran enfermos y había que llevarlos al psiquiatra. No digo que ellos sigan creyéndolo, pero ese punto no los ha soltado aún a ellos totalmente. Yo hace rato que soy partidario del matrimonio homosexual. ¡He ido a matrimonios de dos hombres, y me he sentido muy bien, y he sentido que algunos amigos conservadores están atragantados! Además, estoy a favor de la adopción homoparental, si es que es avalada por las instancias que saben determinar qué es bueno para el niño.

Carey mantiene la misma apertura en otros temas: el divorcio; sobre el aborto mide más las palabras —“es un tema delicado, que para cierta gente es asesinato en cualquier circunstancia, y lo entiendo y respeto”—, aunque concluye que la ley aprobada no obliga a nadie a abortar; en materia de drogas, se reconoce no enteramente informado, aunque se inclina por la tesis de Friedman de legalizarlas para “terminar con los carteles y mafias”.

—Usted es RN, partido que rechazó despenalizar el proyecto de aborto. Harald Beyer alertó que 70% de los encuestados de derecha tienen posiciones más abiertas. ¿Por qué el desfase?

—Me llama la atención desfavorablemente que la derecha como bloque haya votado en contra. Habla mal de la diversidad que debe haber. Una hipótesis: La derecha es muy buena para el bullying, y sus parlamentarios les tienen susto a sus pares y entorno. Aunque eso ocurre también en la izquierda. Quizás exista una mayor dificultad que los del centro para analizar los temas en su mérito. A la derecha más de centro le falta fuerza: Es arrastrada por sectores más conservadores.

—¿Faltan referentes?

—… Capaz que Felipe Kast haga una diferencia el día de mañana.