La oficina de Jorge Carey no es grande, pero si tiene una vista impresionante, piso 44 de la Torre Titanium con vistas al oriente, desde donde observa la cordillera, por fin nevada, y todo lo que se quiere ver desde El Golf hasta La Dehesa. En la cafetería para los abogados de Carey y Cía, el estudio del cual Jorge Carey es presidente, hay un cuadro donde muestra la evolución de los abogados de la firma y él apunta con orgullo a 1987. En ese año asumió como presidente del comité ejecutivo cargo que tiene hasta hoy, porque sus socios lo han ido reeligiendo cada tres años. Ahora le restan dos y asegura que no seguirá, porque cree conveniente que se produzca un cambio de liderazgo. Esto no quiere decir que dejará de trabajar, sino que se alejará de la responsabilidad de ser cabeza de un estudio donde trabajan más de 200 abogados y un total de 400 personas lo que lo sitúa como el más grande del país.
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En su despacho luce fotos de sus hijos, su señor y sus padres. También otros recuerdos entre los cuales están los premios obtenidos durante la Escuela de Derecho de la UC, donde egresó como el primero de su clase y las fotos que se ha tomado con todos los últimos mandatarios chilenos, muchas de ellas con cariñosas dedicatorias. Ha estado durante 14 años – y gratis- a cargo de la defensa jurídica de Chile ante el Ciadi en el caso Clarín. Militante de RN, ha sido miembro de su Comisión Política y de su Tribunal Supremo. Su opinión de la situación política es crítica. Tanto sobre lo que viene realizando el gobierno como también respecto a la centroderecha, de la cual se siente parte pese a la “inveterada conducta de autodestruirse”. Para él, la crisis de su sector tiene causas atávicas como el individualismo y el caudillismo. “Liderar a la derecha es tan difícil como tratar de arrear una manada de gatos: vas a terminar rasguñado si vas empujando de atrás y, si vas adelante, no te va a seguir nadie”. Esa es la analogía que hace sobre la conducción de su sector. Además, cree que una de las causas de la actual crisis política es justamente algo que tanto defendió la UDI: el sistema electoral. “En todos estos años de binominal, la lucha para ganar el cupo se dio entre UDI Y RN, no tanto con el otro lado. Eso creó una mentalidad divisiva muy grande que no se ha podido corregir. Además de eso, a la derecha le falta un relato. No basta con hacer ver que hay que priorizar el crecimiento sobre la distribución. Hay que hacerse cargo de la gran desigualdad que afecta al país, sin afectar el crecimiento. El relato, además, debe dirigirse a mayores dosis de libertad, mejora de la productividad, inclusión social, flexibilidad laboral que beneficie a la economía y a los trabajadores , de un Estado reducido pero musculoso, un respeto real por la opinión de los que piensan distinto en materia valórica , aceptando que no se es necesariamente poseedor de la verdad , una lucha por la libertad de emprendimiento y en contra de los abusos económicos, la transparencia de la política y la vocación de servir a los demás. Entre muchas otras cosas, hay que luchar sin claudicaciones para combatir una mentalidad colectivista o de excesiva injerencia del Estado, pero, al mismo tiempo, sin fomentar una desregulación ingenua”, dice.
-¿Hay de parte de la derecha un desprecio de la política y un encapsulamiento hacia lo meramente económico?
Este discurso tan antiguo antipartidos desde la derecha le hace mal a Chile. Uno no ve a padres estimulando a sus hijos a ser políticos. Al contrario, les dicen que arranquen de esta actividad, a pesar de que ser servidor público es algo muy noble. Recuerdo a amigos de mis padres que subvencionaban a sus hijos para que se dedicaran a la política, porque el país necesitaba buenos líderes. Eso ha muerto, sobre todo ahora que hemos llegado al punto más negro de la noche con los escándalos sobre el financiamiento de las campañas. La desafección de la gente es brutal. La derecha y la izquierda deben hacer un gran esfuerzo para corregir esto y evitar que esas cosas sigan pasando.
-¿Es reversible la crisis de la derecha o se tendrá que refundar desde otras ideas?
La derecha tiene que basar su relato en privilegiar las libertades, la competitividad, el crecimiento, la mayor inversión y otras cosas similares, pero también tiene que privilegiar la mayor inclusión social, la focalización de los recursos a los más desprotegidos, mejorar efectivamente la educación y la salud, actuar contra la delincuencia y el desgobierno en el sur, sin complejos pero con ecuanimidad.
-Parece haber consenso, tanto en la derecha como en el gobierno, en que la manera de enfrentar las reformas no funcionó.
Muchos dicen que el primer período de este gobierno falló porque Peñailillo, Arenas y compañía hicieron las cosas mal. Le echan la culpa no a un mal diseño, sino que a una mala implementación del mismo, la que entre otras cosas, se hizo al estilo de ellos, prescindiendo de los partidos y los dirigentes de la Nueva Mayoría y con apresuramientos innecesarios e improvisaciones inaceptables. Pero lo grave es que siguen creyendo que se debe volver al diseño original. Mientras eso no cambie, a mi juicio, la confianza no retornará.
-¿Cuál es la diferencia de otros países con Chile?
El otro día estuve en una comida con Pepe Mujica y le hacía ver que los que piensan como él tienden a no querer ser perturbados por los hechos. Los socialistas, a mi juicio, con mucho voluntarismo, creen que pueden hacer lo que quieran en pro de la redistribución y no quieren mirar las experiencias mundiales relevantes. A mi tampoco me gusta que haya esta diferencia de salarios que existe en Chile, pero creo que nivelar para abajo no debe ser la prioridad. Para los más pobres es mucho peor esa política que la del crecimiento. Mujica, socarronamente, me dijo que los chilenos no deberíamos preocuparnos tanto de lo que nos está pasando porque a los ciclos de crecimiento, como el que tubo Chile bajo la Concertación, le siguen ciclos de redistribución y estancamiento económico y, luego de la paralización de la economía, la gente se da cuenta de que así no funciona la cosa y se vuelve a votar por los que privilegian la inversión y el crecimiento. “Ustedes están en un ciclo de redistribución”, me dijo, “y luego llegará alguien que corrija esto”. Ojalá ese alguien sea el ministro Valdés, quien está tratando de poner sensatez de cara al futuro. Ojalá lo logre, pero da la impresión de que no tiene el empoderamiento político que se requiere para revertir la gran desconfianza que la Nueva Mayoría, con un alto grado de voluntarismo, desató.
-¿Qué hizo la Nueva Mayoría para causar tanta desconfianza?
Uno veía al ministro Arenas decir que las sustantivas reformas que proponía iban a ser irrelevantes para el crecimiento. Y frente a eso, los inversionistas grandes y pequeños decían: “¡En qué mundo vive este señor!”. La ministra Rincón hace un año, en un consejo de la DC, decía, no recuerdo en qué términos exactos, que teníamos que cambiar la Constitución para debilitar el derecho de propiedad. Cuando ese inversionista escucha a la Nueva Mayoría hablar de una Asamblea Constituyente, a lo mejor exageradamente, se imagina una asamblea populista, sin control y donde no habrá cortapisas para la insensatez y donde habrá una mayoría bienintencionada, pero sin mayor sofisticación, diciendo que hay que debilitar el derecho de propiedad, fortalecer a los sindicatos al margen del impacto que eso produzca en la economía, subir los impuestos, eliminar al Banco Central, acabar con el Tribunal Constitucional, etcétera, es lógico que se retraiga su deseo de creer en Chile e invertir. Mucho empresarios, además, no olvidan los años ´60 y ´70 , en los cuales el derecho de propiedad , con o sin leyes, no fue respetado y el discurso de la Nueva Mayoría les abre cicatrices que estaban cerrando. Cuando uno ha sido mordido por un perro, hasta cuando ve aun poodle se asusta. No hay que olvidar que el capital chico y grande, se defiende huyendo.
NUEVO ESCENARIO
-¿Qué incertidumbres quedan al día de hoy?
Había una gran incertidumbre respecto a las competencias de las autoridades económicas del país. Eso se ha disipado con la llegada de Valdés. El daño de la reforma tributaria ya se hizo. El menor crecimiento nos costará tal vez más de lo que la reforma tributaria recaudará. Con todo, sería estupendo que se volviera a tener un solo sistema de recaudación , que se eliminara la renta atribuida y se cerraran los agujeros por los cuales se escapaban muchos contribuyentes de poner una parte justa de sus ganancias en las arcas fiscales. Creo que hay consenso de que se trata de una reforma mala hecha que debe arreglarse con cambios no menores. Uno percibe también , que la reforma laboral sigue siendo un flanco abierto, por el excesivo voluntarismo con que se lleva adelante. El otro frente es la reforma constitucional. Uno puede llegar a una buena Constitución a través de una asamblea o de un proceso legislativo. Pero lo más importante es conocer qué es lo que quieren hacer, sobre lo cual nada se sabe.
-Sin embargo, la Nueva Mayoría aparece haberse corregido en las últimas semanas.
Estamos inmensamente mejor que antes. La llegada de Valdés ha ayudado mucho en esto, aunque tiene poco margen y tiene las restricciones de las promesas y las retóricas de la última campaña presidencial. El puede querer minimizar la desconfianza que sus predecesores generaron, sincerando las cifras y restringiendo el gasto, pero siempre está la idea de que son medidas paliativas y que en cualquier momento la Nueva Mayoría volverá a la carga con la ideología redistributiva y anticrecimiento.
– Hay una notoria retirada, sin embargo, desde la Nueva Mayoría.
Efectivamente. Cuando uno escucha a la senadora Allende o al diputado Andrade pronunciándose sobre el crecimiento y la necesidad de cuidarlo, hay que reconocer que ha habido un cambio copernicano. Claro, queda la duda si no es solo una retirada táctica.
-Estos cambios se deben a la salida de Peñailillo y Arenas del gobierno, quienes podrían haber tenido mucha influencia sobre la presidenta.
– Creo que en parte es eso y que además, la Presidenta se convenció que las políticas implementadas por ellos y el clima de desconfianza que crearon no es gratis y deja al país muy vulnerable. Este era un país muy sólido. Tuvimos el excelente manejo económico de Alejandro Foxley con Aylwin, de Nicolás Eyzaguirre con Lagos, lo mismo con Andrés Velasco con Bachelet y Felipe Larraín con Piñera. Teníamos un país con instituciones muy creíbles y con todo el mundo empresarial confiado con lo que se hacía acá. Eso se destruyó con este discurso ideológico de la Nueva Mayoría hasta la llegada de Valdés.
– Caben dudas de qué tan sólida era finalmente la posición de Chile, si en menos de dos años estamos en este pie.
– La confianza es muy difícil de construir y se puede destruir fácilmente en poco tiempo. Un año de estas cosas es suficiente. Hay que agregarle el período de campaña, en el cual ya era claro que la Nueva Mayoría ganaría, si bien en ese período existía la esperanza de que la Presidenta Bachelet pondría sensatez y tranquilidad a las cosas una vez que asumiera su mandato. Desgraciadamente ella tardó catorce o más meses en poner un freno al excesivo y casi infantil ideologismo de sus anteriores hombres de confianza quienes, incidentalmente, fueron apoyados, en una actitud que nos dejó a todos decepcionados, por la Cámara de Diputados y el Senado. Uno creía que la Presidenta iba a moderar la agenda de la calle y de inmediato. Lo ha hecho, pero desgraciadamente muy tarde. La confianza se ha visto seriamente afectada y esperemos que esté en vías de recuperación después que la Presidenta ha dado el golpe de timón que dio.
REARMANDO LA DERECHA
-¿Cree que el próximo ciclo del crecimiento , al que se refería Pepe Mujica, podría ser liderado por Sebastián Piñera?
Creo que el Presidente Piñera hizo un excelente gobierno y podría ser alguien que lidere este proceso. No sé si el tenga ganas, porque esto es muy ingrato. Incidentalmente, mire lo que le ha pasado a la Presidenta con lo de Caval y su hijo. Yo soy de los que cree que ella no sabía nada. La creo una persona honesta e íntegra y creo que lo más probable es que su hijo haya considerado que no era conveniente involucrarla y por lo tanto, no le contó nada de lo que su señora estaba haciendo. La clase política cree que Presidenta debió haber privilegiado su calidad de Primera Mnadataria a la de madre, con lo que no estoy de acuerdo. A mi me cortan en brazo antes de salir a denostar o humillar en público a uno de mis hijos. A mi juicio, ella le dio una salida honorable a su hijo. Digo esto porque volver a ser presidente es muy duro. Se dice que La Moneda es el lugar donde tanto se sufre, lo que creo que es efectivo, por lo que no sé si el Presidente Piñera quiera volver.
-Si no es Piñera, ¿quién podría liderar la derecha?
Si no es Piñera, creo que Andrés Allamand lo podría hacer y muy bien. Tiene el peso político, la profundidad intelectual, y la experiencia requerida. No veo a nadie de la UDI encabezando este proceso.
-¿Es de los que cree que Lagos tiene alguna chance de volver? Si bien prefiero a un presidente de centroderecha, como Piñera o Allamand, si la izquierda ha de ganar la próxima elección, me encantaría que fuera Lagos el que resultara victorioso. Encuentro que es uno de los mejores presidentes que ha tenido Chile. Pero no sé si el querrá, al igual que Sebastián Piñera, arruinarse la vida que le queda. Si él no es candidato, creo que será la senadora Allende. No la conozco más allá de lo que sale en la prensa, pero se ve tranquila, ponderada, es una persona que a pesar de todo lo que vivió, uno la ve sin odio.